lunes, 22 de septiembre de 2014

"Funny Games" (1997) de Michael Haneke



Muy interesante film inspirado en la filosofía nietzschiana, que entiendo pueda resultar tremendamente perturbador para muchos.

Trata sobre el cuestionamiento de una moral hipócrita basada en la autopreservación y el egoísmo, de encerrarse al mundo en una burbuja buscando la supervivencia y el confort personal como verdad final. Este film no es más que una soberana bofetada al estilo de vida contemporáneo ensimismado y aburguesado, que cuando se ve privado de su espacio o cuestionado en su moral responde con violencia y encerrándose aún más. Se creen tan a salvo de todo que ni siquiera se saben el número de la policía. Dos chicos cual ángeles exterminadores (sí que podría guardar alguna similitud con el clásico de Buñuel) les propondrán otro juego vital.

La mujer se irrita y se comporta mal con unos visitantes sólo por unos huevos. El marido igual. Ellos desencadenan todo lo que les sucede. Los chicos no les hacen nada malo hasta que el padre les ataca. El resto ya forma parte del juego, reglas que la familia infringe una y otra vez y que les va conduciendo a su fatal destino. La familia espera que todo el mundo juegue a su juego, el de familia feliz aburguesada, pero ni esperan ni son capaces de tolerar que alguien les proponga otro juego y que esperen que tengan que jugar. Hay un diálogo inicial en el que se busca unas reglas de juego mutuas, la mujer y el marido rechazan con violencia este diálogo e inician el juego violento donde ya no hay reglas hacia la convivencia sino hacia la no coexistencia.

Delicioso final con una cita muy nietzschiana sobre lo real y ficticio, y como las ficciones al existir de forma real en la cabeza de quién las posee, pueden ser tan o más reales que lo considerado como "real".

domingo, 9 de marzo de 2014

"Uzak aka Distant" (2002) de Nuri Bilge Ceylan



Este es un tipo de cine que llevaba tiempo buscando y encontré gracias a mi amigo Dave. Un tipo de cine pausado, reflexivo, paisajístico, tranquilo, de vidas cotidianas y pocos diálogos, en el que los personajes no tienen que hablar para que trasciendan sus pensamientos.


 Es una historia pequeña acerca de los vínculos y la pérdida de éstos, teniendo como centro la vida de dos primos, reencontrados por las circunstancias de la vida. Sin embargo, esa distancia física que había entre ellos sigue manteniéndose bajo el techo de la misma casa. Son dos predisposiciones hacia la vida: la de Yusuf, venido de un pequeño pueblo de las afueras, llega a la ciudad, alojado en casa de su primo, en busca de trabajo y de contacto humano, y Mahmut, que ha deshecho sus vínculos más profundos, y pese a ser un tipo melancólico y solitario que parece añorar esos otros tiempos con su mujer, no pretende restablecerlos o crear nuevos. Es un personaje que no desprende estar satisfecho con su vida, pues vive en ese estático estado de melancolía del que no da la sensación que hará nada al respecto. Resignado a una soledad quizá no deseada por no querer enfrentarse de nuevo tal vez a la ruptura de vínculos, o miedo a profundizar en ellos, vive en la inacción, estancado en este perpetuo dilema.

Esta cinta de Ceylan transmite con los paisajes, con las caminatas por el muelle nevado de ambos personajes, los cigarrillos que se fuman mirando el horizonte, por esa forma de enfrentarse a la soledad que tienen ambos protagonistas, a la distancia que tienen entre sí y con sus respectivos mundos, uno saliendo y buscando fuera y el otro cada vez más encerrado en sí mismo, en las paredes de su hogar, de su confort, buscándose excusas para poner distancia con todo, con las personas de su vida, para después añorarlos.

Interesante película desde el punto de vista de la identidad y las relaciones humanas en el mundo contemporáneo.

martes, 11 de febrero de 2014

"La Morte Rouge" (2006) de Víctor Erice



 Maravillosa forma de narrar una historia desde la identidad individual, la percepción desde la inociencia de la infancia, donde realidad y ficción de funden, el misterio de las vidas humanas desde la óptica personal, sin necesidad de gran presupuesto sino tan sólo pasión por contar una historia mediante imágenes en movimiento, fundidos, fotografías y sombras. Victor Erice expone aquí la materia prima del cine, la mirada fascinada ante la pantalla del hombre adulto que conecta con el inocente niño sentado en la butaca que fue. Es sensacional como el director llena de vidas los callejones olvidados de la existencia, creando un espacio vital para lugares y personas olvidadas y borradas como -expresa Erice- huellas arrasadas por el mar.

Por otro lado, esta mirada desde la infancia también nos retroatrae a hechos que nos marcaron, pequeños recuerdos imborrables, miedos que llevamos aún grabados en nuestra memoria. Una maravilla para la vista, una oda al cine cuya potencia nos hace pensar que cualquier cosa es posible, y una magnífica forma de contar una (su) historia y expresar el recuerdo desde el punto de vista subjetivo.