martes, 11 de febrero de 2014

"La Morte Rouge" (2006) de Víctor Erice



 Maravillosa forma de narrar una historia desde la identidad individual, la percepción desde la inociencia de la infancia, donde realidad y ficción de funden, el misterio de las vidas humanas desde la óptica personal, sin necesidad de gran presupuesto sino tan sólo pasión por contar una historia mediante imágenes en movimiento, fundidos, fotografías y sombras. Victor Erice expone aquí la materia prima del cine, la mirada fascinada ante la pantalla del hombre adulto que conecta con el inocente niño sentado en la butaca que fue. Es sensacional como el director llena de vidas los callejones olvidados de la existencia, creando un espacio vital para lugares y personas olvidadas y borradas como -expresa Erice- huellas arrasadas por el mar.

Por otro lado, esta mirada desde la infancia también nos retroatrae a hechos que nos marcaron, pequeños recuerdos imborrables, miedos que llevamos aún grabados en nuestra memoria. Una maravilla para la vista, una oda al cine cuya potencia nos hace pensar que cualquier cosa es posible, y una magnífica forma de contar una (su) historia y expresar el recuerdo desde el punto de vista subjetivo.